Lugar encantador y relajante! Desayuno excepcional con productos caseros de alta calidad. Maria Candida siempre amable y dispuesta a ayudar. Habitaciones amplias con terraza y mobiliario de calidad. Pueblo bonito con calles de piedra y castillo histórico. ¡Volveremos! 😊🏰🌳🌞

Nos lo pasamos genial visitando la playa fluvial, donde nos refrescamos del calor y disfrutamos de actividades al aire libre. Además, el pueblo es tan bonito, con su castillo y calles de piedra, que nos transportamos a otra época. ¡Y no podemos dejar de mencionar los desayunos espectaculares que nos sirvieron todas las mañanas! La señora María Candida nos trató como familia y nos deleitó con sus panes, bizcochos y mermeladas caseras. Sin duda alguna, ¡volveremos!

La única cosa que nos hubiese gustado es que hubiera más opciones de entretenimiento nocturno para jóvenes fiesteros como nosotros. Pero, aparte de eso, ¡nuestra estancia en Vilar Maior fue perfecta!

El acceso a todas las áreas comunes, incluyendo el patio y el jardín, es un verdadero privilegio. La tranquilidad y la hospitalidad de este lugar te hacen sentir como si estuvieras en el paraíso. Además, el desayuno variado con productos locales caseros es simplemente delicioso.

Las escaleras pueden representar un problema si se viaja con niños pequeños.

La casa es preciosa, con habitaciones amplias y cómodas, y terrazas para disfrutar del aire libre. El desayuno es espectacular, con fruta, queso y mermeladas caseras. María, la dueña, es encantadora y te hace sentir como de la familia. Además, nos recomendó unas playas fluviales increíbles para disfrutar con los niños.

Me sentí muy acogido, no tengo ninguna queja en absoluto.

La estancia en Casa Villar Mayor superó nuestras expectativas. El valor que obtuvimos por nuestro dinero fue excelente, y la habitación era amplia y cómoda, con una terraza que añadía un toque especial. La ubicación del hotel en un hermoso pueblo con un castillo y calles de piedra históricas nos permitió sumergirnos en la Portugal del pasado. Además, el trato del personal, especialmente de María, fue excepcional. Nos hicieron sentir como parte de la familia y los desayunos impresionantes, con frutas frescas, quesos y mermeladas caseras, eran un verdadero festín. Las conversaciones con María y otros huéspedes en el comedor hicieron que el tiempo volara.

El menú de desayuno del hotel podría haber incluido más opciones calientes para complementar la variedad de panes caseros, mermeladas y frutas frescas.

Me encantó la decoración de la casa, con sus grandes muros de piedra y muebles de alta calidad. Los espacios comunes eran muy acogedores y las áreas exteriores estaban bien cuidadas. Además, la accesibilidad del hotel para personas mayores era excelente, con pasillos amplios y sin escalones que dificultaran el movimiento.

Me hubiera gustado que hubiera más actividades organizadas para personas mayores, como excursiones o talleres. Los niños que trabajaban allí eran muy amables, pero creo que podría haber habido más opciones para que nosotros, los huéspedes mayores, disfrutáramos plenamente de nuestras vacaciones.

La atención de la dueña fue excepcional, siempre muy amable y dispuesta a ayudar. El desayuno casero fue delicioso y variado, con productos frescos y de buena calidad. Además, la ubicación del hotel era perfecta, cerca de hermosos paisajes y rutas para hacer caminatas. Una ventaja adicional fue la posibilidad de disfrutar de playas fluviales en la zona, que resultaron ser un lugar ideal para relajarse y pasar un buen rato.

En plena ola de calor, se echó en falta el aire acondicionado en la habitación. Sin embargo, durante el día pudimos refrescarnos en las playas fluviales cercanas y durante la noche dormimos cómodamente con las ventanas abiertas gracias a las mosquiteras.

El pueblo es precioso con un castillo histórico, calles de piedra y una playa fluvial cercana. La casa es antigua pero reformada con gusto, con habitaciones amplias y cómodas. El desayuno es excepcional, con productos caseros y servido con categoría máxima. La dueña, María, es encantadora y trata a los huéspedes como familia.

Mi estancia en Casa Villar Mayor ha sido una experiencia maravillosa. Durante nuestra estancia de varios días, la Sra. Cándida nos brindó una atención excelente, siempre atenta a nuestras necesidades y haciéndonos sentir como en familia. El desayuno casero que nos sirvió cada mañana fue simplemente extraordinario, con pan y bizcocho hechos por ella misma, mermeladas deliciosas, frutas frescas en abundancia y café exquisito. Además, la ubicación de la casa en un pueblo encantador nos permitió disfrutar de hermosos paisajes y hacer rutas en bicicleta y caminatas. ¡Gracias a Cándida por su hospitalidad!

Recomendaría este lugar.